Si yo comenzara este tema con la expresión nuevaerista: "Declaro que toda persona se hace rica, millonaria, próspera, sin tropiezo alguno en esta vida, sin situaciones adversas ni contrarias, sin enfermedad ni lágrimas de ninguna clase..." De seguro atraería a muchos con mis palabras infladas. Pero esa no es la palabra que Dios me brinda, sino que Dios nos invita a someter nuestros deseos a la voluntad de Dios.
Esa palabra que no te gusta pero que debes atender es aquella que te invita a desechar la codicia y las ansias de riquezas materiales para estar conforme con lo que tienes e ir en pos de Cristo.
Esa palabra que no te gusta pero que debes atender es aquella que te invita a quitar de tu corazón los deseos de mundos ideales y te invita a caminar por esta vida de la mano de Cristo cualquiera sea tu situación.
Esa palabra que no te gusta pero que debes atender es aquella que te invita a someter tu voluntad a Dios para que sea él quien determine lo que te da o deja de dar.
Esa palabra que no te gusta pero que debes atender es aquella que te invita a hacer conocer tus peticiones delante de Dios y esperar en él.
Esa palabra que no te gusta pero que debes atender es aquella no te promete enriquecerte de manera impresionante, pero te invita a buscar lo justo y necesario para tu sustento.
Esa palabra que no te gusta pero que debes atender es aquella que te invita a adorar solamente a Cristo y no a las riquezas de esta vida pasajera.
Esa palabra que no te gusta pero que debes atender es aquella que te invita a pedir, orar y rogarle al Padre en el nombre de Cristo, pero rechaza que el hombre pretenda usurpar el lugar de Dios para ordenar por si mismo.
"...porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". (I Timoteo 6:7-10)
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