Hoy hay toda clase de apostasía en el ambiente. Gente que dicen ser apóstoles y no conocen la santidad. Se divorcian de sus esposas afirmando que “no era la voluntad de Dios” y se buscan una más joven porque la que tenían estaba vieja. Los mismos que tuercen el mensaje cristiano y lo enfocan en el dinero para promover su avaricia espiritualizada. Se siguen extendiendo como levadura atrapando en sus redes a aquellos igual de avaros y ambiciosos que ellos. No para alcanzar el cielo y su santidad, sino para usar el evangelio como una fuente de ganancia para vivir en deleites y en grandeza y someter a muchos ingenuos y soñadores de vanidades. Y en eso son expertos, en avivar los sueños materiales de la gente, para entusiasmarlos y explotarlos económicamente por medio de toda clase de estratagemas mientras ellos viven como reyes a costa de los ignorantes que atrapan. (Mateo 7:22-23)
“Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” (2 Pedro 2:2)
Vea: Los Cinco Ministerios (Efesios 4:11) Robert M. Bowman, Jr.