Es posible que tu padre o tu madre no hayan estado contigo en los momentos cuando más los necesitabas. Este vacío pudo haber creado raíces de amargura difíciles de desarraigar. Un dolor del cual es difícil desprenderse, por los reclamos que hace tu interior ante lo que considerabas era justo. Sin embargo, Dios, primero que tu padre o tu madre terrenal, también ha deseado establecer una relación de amistad contigo. Es su deseo que puedas entender que aunque todos alrededor te fallen, él no te dejará.
"Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá." (Salmo 27:10)