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domingo, 28 de junio de 2009

Siendo diligentes y cuidando nuestra salvación

En este tiempo surgen falsas corrientes que dicen ser cristianas y que afirman que una vez el hombre es salvo será siempre salvo sin importar lo que haga luego de su profesión de fe. Uno de los modernos proponentes de esa mentira lo es el pseudo evangelio de "Creciendo en gracia". Un falso profeta que pretende usurpar el lugar de Cristo y que distorsiona los conceptos bíblicos para convertir la gracia de Dios en libertinaje. (Judas 1:4)

La verdadera salvación dada por Dios es un asunto de amistad con Dios por medio de Jesucristo en una obediencia constante a su Palabra. Si decimos que nos hemos convertido y continuamos en las obras de la carne, entonces somos mentirosos. (Rom. 8:13, Gá. 5:16-19)

No existe tal cosa como creyentes justificados en los cielos pero continuando practicando maldades en la tierra.

"¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva". -Rom. 6:1-4

Aquellos que afirman que las acciones en esta tierra no cuentan luego de haberse convertido a Cristo mienten, ya que nuestra vida tiene que mostrar los frutos de nuestra unidad con Dios. Se nos dice:

"ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" - Filipenses 2:12

Dios nos ha librado de horrenda condenación eterna y nos ha dado a su precioso Hijo como nuestro refugio. Es por esto que debemos cuidar nuestra relación con él guardando Su Palabra y sus mandamientos.

"Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga". - I Corintios 10:12

La falsa seguridad del mundo hace que los pies de muchos resbalen. Si usted es creyente y continua frecuentando los lugares donde andaba antes de venir a Cristo, entonces le está abriendo las puertas al enemigo. Si usted en vez de unirse a gente santa y que practica la piedad, a lo que se dedica es a fraternizar con pecadores y los pecadores no ven ningún cambio en usted, usted está muy cerca de la caída. Lo mismo sucede en nuestras conversaciones. Si nuestro hablar es vano y lejos de la voluntad de Dios, entonces perdemos nuestro tiempo. Si en vez de ocupar nuestro tiempo en las cosas de Dios le dedicamos tiempo al hablar vanidad y a conversaciones con los impíos que no tienen fruto positivo alguno, es el momento que desviaremos nuestros pasos al mal. (Is. 58:9)

Si usted piensa que es salvo pero continúa dándole lugar al enemigo dentro de usted, entonces se engaña a si mismo.

"Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados". - Hebreos 12:15

Nuestro andar como creyentes tiene que ser muy diferente al viejo andar antes de venir a Cristo. De la misma manera como nos expresamos y con quien compartimos o tenemos comunión. (II Cor. 6:15)

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo". -Efesios 5:15-20

Si en vez de hablar cosas espirituales, nuestros pensamientos y palabras van dirigidos a exaltar las obras de la carne, entonces nuestros días están lejos de Cristo Jesús.

"La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales". -Colosenses 3:16

Cuando venimos a Cristo, Dios espera que nos mantengamos fervientes en espíritu, obedeciendo su Palabra. Sólo de esta manera ganaremos el premio y la promesa.

"Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo". -Mateo 24:13

El deseo de Dios es que nuestro afecto hacia él sea similar al primer amor. De otra manera, nos alejaremos de nuestra herencia celestial.

Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. -II Timoteo 2:5


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