El enemigo de las almas está dispuesto a realizar grandes milagros y proezas materialistas con tal de obtener de ti la adoración que le corresponde solo a Dios. Dice: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.” (Mateo 4:8-10) Satanás como príncipe de este mundo lleva cautivos a millares atrayéndolos con su magia, ocultismo y señales engañosas con las cuales arrastra a muchos al mismo infierno. El enemigo no quiere que el mundo sea salvo ni llegue al cielo, en cambio, su propósito es que todos sean condenados de la misma forma que él ya ha sido condenado por la eternidad. Es por esto que lanza toda clase de dardos de fuego de pecado para corromper la humanidad de mil maneras para que no sean dignos del cielo. Se encarga de alejar a todos los hombres de la verdad de Dios que se encuentra en la Sagrada Biblia para que los hombres anden por otros caminos y finalmente perezcan en el lago de fuego donde el gusano de ellos un muere y su fuego nunca se apaga y donde son atormentados por siempre. El enemigo tiene mil ofertas que hacerte, ¿qué harás? Irás por sus falsos caminos de la magia o atenderás a la Palabra de Dios y andarás por sendas derechas conforme a lo que Dios pone por mandamientos. “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36)
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