(Michael Rodríguez)
Conversaba un burro con su raza
Le rodeaban pues era popular
Firmaba autógrafo, daba conferencias
Tenía dinero y hasta un celular
Un pollito se hacia paso entre la multitud
Para escuchar lo que decía aquel famoso asno
Mientras éste presumiendo relataba, el triunfo del domingo
Les comentaba del bello homenaje
Que le ofrecieron allá en Jerusalén
Le recibieron con flores en el camino
“La multitud me aclamaba” -decía él
Daban voces diciendo: ¡Hosana en las alturas!
Replicaba aquel pollino arrogante
El pollito llegó hasta el frente y le dijo:
¡Que burro eres! No era a ti a quien aplaudían,
era a Cristo El Mesías, el que estaba sobre ti
¡Que burro eres! No era a ti a quien admiraban,
era a aquel que te cabalgaba, era a Jesús de Nazaret
// A quien daban Gloria, Honor y Honra //
///Burro, no te equivoques, Burro, no te equivoques////
Le rodeaban pues era popular
Firmaba autógrafo, daba conferencias
Tenía dinero y hasta un celular
Un pollito se hacia paso entre la multitud
Para escuchar lo que decía aquel famoso asno
Mientras éste presumiendo relataba, el triunfo del domingo
Les comentaba del bello homenaje
Que le ofrecieron allá en Jerusalén
Le recibieron con flores en el camino
“La multitud me aclamaba” -decía él
Daban voces diciendo: ¡Hosana en las alturas!
Replicaba aquel pollino arrogante
El pollito llegó hasta el frente y le dijo:
¡Que burro eres! No era a ti a quien aplaudían,
era a Cristo El Mesías, el que estaba sobre ti
¡Que burro eres! No era a ti a quien admiraban,
era a aquel que te cabalgaba, era a Jesús de Nazaret
// A quien daban Gloria, Honor y Honra //
///Burro, no te equivoques, Burro, no te equivoques////
A veces la gente se exalta y se engrandece al considerarse a si mismos indispensables en el servicio a Dios, sin embargo, el verdadero servicio a Dios hace del hombre un ser más humilde y cada vez más conscientes de lo inmerecedores que somos de la gracia y la misericordia de Dios. De eso es lo que se trata el morir a si mismo para que Cristo reine. Cuando rechazamos todo intento de brillar nosotros y le permitimos a Cristo brillar en nosotros.