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viernes, 2 de enero de 2009

¿El amor verdadero o la doctrina verdadera?

Mucha gente se pregunta en este tiempo, ¿cuál es la religión verdadera?

Muchos piensan que es meramente ir regularmente a la iglesia los domingos, dar limosnas de lo que les sobra, mantener una buena imagen social o creer estar en el grupo correcto.

Otros siguen a los maestros que les prometen prosperidad terrenal a cambio de entregar todo su salario a la obra que ellos han elaborado. Mientras más ofrenden mayor será la tajada que el dios de ellos le dará en esta tierra. Una clase de evangelio enfocado en el bienestar y en el mundo ideal humano libre de deudas y de adversidades. Sin embargo, la Biblia nos enseña que cuando Dios nos llame a cuenta a todos, tanto justos como a impíos se nos traerán a memoria las obras de justicia que hicimos en la tierra. Claramente dice que los justos velaron por ayudar al prójimo y los injustos vivían vidas egoístas y ensimismadas dignas del castigo eterno junto con Lucifer y los demonios.

El texto dice:

“Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá:

De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. ...E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. 241

El capítulo muestra que los justos desconocían que al hacer obras de misericordia a la gente en realidad estaban obrando para Dios. Sin embargo, como justos, pasaron la prueba ya que tuvieron misericordia y ayudaron. Pero los injustos también desconocían que al ver al prójimo hambriento, sediento, desnudo y enfermo estaba allí presente Dios, pero como injustos no sintieron inquietud alguna por ayudar a nadie en su necesidad. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. De la misma manera, cada uno de nosotros puede ver a alguien en la calle o en su vecindario pasando alguna clase de angustia, sea la que sea, y en ves de serle de aguijón y molestia o de teólogo acusatorio, ¿porqué mejor no le levantamos, sanamos, cubrimos, hospedamos, o simplemente saciamos su sed?

Religiosos, misericordiosos y el prójimo

La Biblia muestra el ejemplo de la clase de gente que Dios busca y ama. El no vino a buscar religiosos o teóricos sino gente de misericordia. La misericordia se muestra hacia aquellos que no pertenecen necesariamente a nuestro grupo y no hacia aquellos grupos que elegimos como nuestro “prójimo”. Mostrar misericordia a favor de el prójimo no significa abrazar y practicar sus creencias, sino sanarlo, ayudarlo, hospedarlo, darle de comer, visitarle en su enfermedad y cosas de bien común. La falsa misericordia que predica el mundo es dar toda creencia religiosa como buena o positiva y pretender hacer creer que todos los caminos o sectas, sea la que sea, conduce a Dios. Pero nosotros sabemos que Jesucristo es la única puerta de salvación al Padre. ¿Quién es mi prójimo?

En Lucas capítulo diez y versos veintinueve al treinta y siete Jesús le contesta esa pregunta a un intérprete de la ley:

“Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándole aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de ladrones?...” 242

El escenario presenta a un hombre moribundo tirado en un camino que fue visto en aquel lugar por tres personas: un sacerdote, un levita y un samaritano. Los samaritanos eran gente rechazada por los judíos por razones civiles y religiosas. Sin embargo, fue ese hombre rechazado por la sociedad el que tuvo misericordia del hombre tirado en el camino. Esto muestra claramente que en la memoria de Dios quedó registrado que fue el hombre rechazado samaritano y no los grandes religiosos el que obró con misericordia. De la misma manera hoy, Dios no espera que hagamos alarde de cuánto sabemos de religión ni que título social exhibamos ante los hombres sino cuánto amor demostramos por el prójimo. ¿Obraremos con misericordia o pasaremos de largo?

La ayuda al prójimo en su angustia

La ayuda al prójimo consiste en brindarle lo necesario para que se levante y restaure como ser humano, sea comida, agua, ropa, ungüento u hospedaje. Esa ayuda que todos debemos dar sin mirar a quien, no envuelve el abrazar las doctrinas, ideas, creencias, o prácticas extrañas que esas personas puedan tener. Hoy día, los maestros del ecumenismo y el sincretismo religioso están conduciendo al pueblo a creer la idea que para amar al prójimo es necesario la aceptación o asimilación de las filosofías, religiones o ideas que ellos tienen. Esto es un gran error y astucia de personas que han venido como ovejas pero en realidad son lobos rapaces.

Hambre y sed

Dios ha llamado a los justos a brindarle a la sociedad algo más que cosas materiales o de remedio temporero. Estamos llamados a satisfacer el hambre espiritual del prójimo con la Palabra de Dios predicada a base de palabra, ejemplos y obras de amor. Estamos llamados a servir el agua que salta para vida eterna y que quita la sed del pecador para siempre. Necesitamos llevar cobertura con la sangre de Cristo a aquellos que están manchados con el pecado. Y necesitamos llevar sanidad a aquellos enfermos por medio del poder de Dios. Hemos sido llamados a atender al que está junto al camino y no a pasar de largo. “…al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”. 243

Cuando el hombre que posee el agua va por el camino y ve al sediento en su necesidad, pero sigue de largo y no lo atiende se convierte en un angustiador del moribundo. De la misma manera aquel sacerdote o levita que posee ungüentos de sanidad y no se detiene sino que sigue de largo se torna en el verdugo de aquel que derrama sangre sin tener quien lo ayude. ¿Cuánto más seremos los angustiadores del pecador cuando guardamos silencio frente a su mortandad y hambre espiritual? En el caso de Job, encontramos otro evento y es cuando estamos frente a un hombre herido por una plaga y en vez de restaurarlo, sus amigos lo molestan con acusaciones y remordimiento. ¿Qué haremos nosotros frente a los pecadores? ¿Cuál será nuestra posición? ¿Cuál será nuestra actitud?

Fragmento tomado de mi libro "Después de deshecha mi piel" (Lágrimas de una guerra espiritual) págs. 273- 277

Otro consejo, no caigas en la trampa religiosa que afirma que para ayudar al prójimo necesitas creer lo mismo. Cuando se trata de ayudar y de hacer el bien, es a nuestros enemigos los primeros que debemos de hacerlo.

Dios lo hizo por nosotros.

RECUERDA:

Brindar ayuda NO es lo mismo que abrazar doctrinas raras o nebulosas.



"Amor es proteger al amado de todo lo malo que podría sobrecogerlo. Amor es señalarle a la amada a dónde están los peligros. Amor es defender al amado de todo aquello que quiere hacerle daño. Amor es resistir a todo aquello que pudiera perjudicar al amado..., etc. Un amor falso, que da lugar a lo que destruye a la iglesia y no lo condena, no es el “amor” del que habla la Biblia". -www.Logoi.org




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