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Leer horóscopos es una ofensa contra Dios y provoca que Dios se contriste y se aleje de la persona que busca en ellos su guía y dirección. La razón es que Dios en su santa palabra, la Biblia, contiene la voluntad de Dios para el hombre. Cuando el hombre mira los oráculos para saber su destino, está tirando por el piso su confianza en Dios para ir en pos de espíritus de error. Dios es un Dios celoso y no admite infidelidad ni traición a su confianza. A los que optan por seguir dejándose llevar de los "mensajes de las estrellas", Dios les envía un poder engañoso. Es decir, Dios permite que algunas cosas sucedan para que el hombre que cree en horóscopos sea preso del error, por el simple hecho de haber buscado en otra parte, su destino. El hecho de que un oráculo se cumpla no significa que te llevará por buen camino. Ya Dios advierte en su palabra que muchos falsos profetas podrán predecir y anunciar el futuro y de esta forma DIos prueba a su pueblo para ver si siguen estas cosas o siguen la Palabra de Dios. Los adivinos no tienen herencia en los cielos. "Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti." (Isaías 47:13; Dt. 18:11; II Tes. 2:11; Dt. 13:1-4)