La masonería (Templarios y
sociedades secretas luciferinas, jesuitas del Vaticano, etc) anticristiana
llevan siglos planeando un ataque contra el cristianismo bíblico. Buscan
derribar las bases de la fe para darle paso a todo lo secular y anticristiano
para formar el gobierno de Satán bajo el anticristo y su Nuevo Orden Mundial.
La masonería tiene claro que el líder mundial debe ser un líder religioso
pagano que controle el mundo bajo la doctrina luciferina. En estos tiempos de engaños en breve se correrá
la voz de la falacia y la mentira de que han encontrado “los huesos de
Jesucristo” en una tumba (en el barrio East Talpiot de Jerusalén). Satán
sabe el significado de la resurrección de entre los muertos. Es la base de la esperanza
cristiana. Están enfilando todos sus cañones hacia la secularización de la
sociedad con la falsa propaganda de que Cristo no resucitó de entre los muertos
y que los cristianos han sido engañados. En breve verán al impostor papa
catolico jesuita dando explicaciones de su mentira y montaje concertado. Ese es
plan de la mentira que se aproxima para atrapar los incautos y arrastrar la
mayor cantidad de almas al infierno y a la incredulidad. Para lograrlo harán
uso de sus mentiras y desinformación, una conspiración planeada por largo
tiempo. Pero tú cree lo que dice la Biblia y no lo que veas en los medios.
Ellos tendrán su castigo el día que Dios los llame a cuentas, pero tú no
abandones la realidad de tu esperanza el cual es el Cristo vivo.
Dice 1 de Corintios 15:
Además os declaro, hermanos, el
evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también
perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he
predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado
lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras; y que fue sepultado, Y QUE RESUCITÓ AL TERCER DÍA, conforme a
las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después
APARECIÓ A MÁS DE QUINIENTOS HERMANOS A LA VEZ, de los cuales muchos viven aún,
y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los
apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, ME APARECIÓ A MÍ. Porque
yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado
apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios
soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado
más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o
sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. Pero si se
predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre
vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay
resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no
resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y
somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él
resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque
si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no
resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces
también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente
esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los
hombres. MAS AHORA CRISTO HA RESUCITADO DE LOS MUERTOS; primicias de los que
durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre,
también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en
Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada
uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en
su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando
haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es
que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y
el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las
cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido
sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero
luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se
sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en
todos. De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en
ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los
muertos? ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora? Os aseguro,
hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que
cada día muero. Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me
aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana
moriremos. No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para
verg:uenza vuestra lo digo. Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los
muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se
vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de
salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios
le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda
carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la
de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay
cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los
celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra
la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es
diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los
muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra
en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en
poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo
animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el
primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas
lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El
primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es
del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el
celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del
terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo,
hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la
corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos
dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y
cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los
muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque
es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se
vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde
está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el
aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias
sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor
Jesucristo. Así que, hermanos míos
amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre,
sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
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