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Hay una guerra invisible por tu misma alma. En medio de esa guerra serás probado. Job fue probado de tal forma que siendo un hombre próspero lo fue perdiendo todo poco a poco. Siendo un hombre justo y bueno perdió sus hijos de forma terrible, perdió sus bienes y aún sus amigos le eran de aguijones en medio de su dolor. Frente a todo ese escenario, Job no claudicó sino que sabía que aún del polvo de la tierra Dios lo levantaría. ¿Podremos exclamar igual que Job en medio de las pruebas?
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí. (Job 19:25-27)