"¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?" (Salmo 8:4)
En el libro de Proverbios se dice esta gran verdad:
"El pobre habla con ruegos, mas el rico responde durezas." (Proverbios 18:23)
Existe una diferencia en posición. El hombre mismo se encuentra en posición de siervo. Es a Dios a quien le corresponde la respuesta del clamor de sus siervos.
"Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias." (Salmo 34:6)
Como los ojos de los siervos
“A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos. He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros.” (Salmo 123:1-2)
"Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos." (Salmo 138:6)
Dios es eterno, pero el hombre es contado entre la vanidad.
"Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?" (Daniel 4:35)
La locura de Nabucodonosor se debió en gran manera en pensar de una manera diferente, es decir, otorgarle al hombre y a si mismo una grandeza que no le correspondía. El orgullo, la altivez, la soberbia son cosas que Dios detesta y que traerá a humillación. Dios derribará a los soberbios y pondrá en su lugar a gente humilde.
Cuando reconocemos que somos indignos y que Dios es el digno, él nos oye.
"A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido." (Lucas 18)
Desde el Génesis hasta el Apocalipsis vemos ejemplos de la manera de dirigirse a Dios de sus siervos. En sus oraciones iba el RUEGO y la SúPLICA:
"Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te RUEGO, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham" (Génesis 24:12)
"Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te RUEGO, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro" (EX. 32:31) (Ex. 33:13; 33:18)
"Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te RUEGO, oh Dios, que la sanes ahora. " (Números 12:13) (Números 11:15) (Nm. 14:17)
"Y él respondió: Yo te RUEGO que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. " (Jueces 6:17-39)
"Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te RUEGO que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer." (Jueces 13:8)
"Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te RUEGO que hagas volver el alma de este niño a él." (I Reyes 17:21)
"Y oró Eliseo, y dijo: Te RUEGO, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. " (II Reyes 6:17)
"Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo." (II Reyes 6:18)
"Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios. " (II Reyes 19:19)
"Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro " (II Reyes 20:3)
"Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente." ( I Crónicas 21:8)
"Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oír el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti." (II Cr. 6:19)
"Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones." (II Cr. 6:21) (6:29)
"tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa." (II Crónicas 6:35) (6:39)
"Ahora, pues, oh Dios mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración en este lugar." (II Crónicas 6:40)
"Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos" (Nehemías 1:5; 1:11)
"Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. " (Job 42:4)
"Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración. " (Salmo 6:9; 28:2; 28:6; 31:22; 86:6; 118:25; 119:108; Salmos 140:6; 143:1)
"y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro." (Is. 38:3)
"Ahora pues, oye, te ruego, oh rey mi señor; caiga ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a casa del escriba Jonatán, para que no muera allí.” (Jeremías 37:20) (Jeremías 42:2; 42:9)
"Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y RUEGO, en ayuno, cilicio y ceniza." (Daniel 9:3; 9:17-23)
"Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida." (Jonás 4:3)
"No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal." (Juan 17:15)
"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20)
"Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. " (Hechos 1:14)
"Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. " (Hechos 4:24-31)
Notemos que en esta oración de Hechos 4:24-31 los cristianos reconocen a Dios como Rey de reyes y su soberanía sobre el mundo. Notemos también que Dios usó a sus siervos haciendo toda clase de milagros y obras portentosas, pero estos siempre se dirigieron a Dios en humildad, en súplica, clamor, ruego y humillación.
TEMOR REVERENTE
"Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente." (Hebreos 5:7)
HUMILLAOS
"Humillaos delante del Señor, y él os exaltará." (Santiago 4:10)
"Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo" (I Pedor 5:6)
si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (II Cronicas 7:14)