No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere. (Pr. 3:11-12)
¿Cuál padre ama más? Aquel que tolera y nunca reprende las maldades de su hijo o aquel que corrige con vara en el presente para que sus hijos no sufran en el futuro el castigo por sus maldades. El padre sabe que al momento la reprensión le será molesta a su hijo, pero al final lo agradecerá. En cambio, si queda sin corrección, cuando esté atrapado en sus maldades deseará haber tenido un padre que lo hubiera disciplinado a tiempo para no llegar hasta allí. Quien todo lo da por bueno, realmente no ama tanto.