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viernes, 20 de noviembre de 2009

¿Qué fue la Reforma Protestante?

La siguiente información proviene de:

http://www.gotquestions.org/Espanol/Reforma-Protestante.html

Pregunta: "¿Qué fue la Reforma Protestante?"

Respuesta:
Para entender la historia de la Iglesia Protestante y la Reforma, es importante comprender primeramente que uno de los reclamos que hace la Iglesia Católica Romana es la de la sucesión apostólica. Esto simplemente significa que ellos claman ser la única autoridad sobre todas las otras iglesias y denominaciones, porque afirman contar con la única ascendencia de Papas católicos romanos a través de los siglos, en línea directa hasta el apóstol Pedro. En su perspectiva, esto le da a la Iglesia Católica Romana una autoridad única que invalida a todas las otras iglesias o denominaciones. De acuerdo con la Enciclopedia Católica, esta sucesión apostólica “es encontrada únicamente en la Iglesia Católica” y ninguna “Iglesia separada tiene alguna reclamación válida ante ello.”

Es por esta sucesión apostólica que la Iglesia Católica Romana reclama una autoridad única para interpretar la Escritura y para establecer la doctrina; así como la afirmación de tener un líder supremo en el Papa, el cual es infalible (sin error) cuando habla “ex cátedra” – esto es en el ejercicio de su oficio como pastor y maestro de todos los cristianos. Por lo tanto, de acuerdo con la postura católica romana; la enseñanza o tradiciones de la Iglesia Católica Romana, habiendo provenido del Papa, son tan infalibles y autoritativas como las mismas Escrituras. Esta es una de las mayores diferencias entre los católicos romanos y los protestantes, y fue una de las razones fundamentales para la Reforma Protestante.

Por supuesto los católicos romanos no son los únicos que tratan de reclamar una única autoridad a través de la sucesión apostólica, o de rastrear los antecedentes de las raíces de su iglesia hasta los apóstoles originales. Por ejemplo la Iglesia Oriental Ortodoxa también afirma esta sucesión apostólica, aunque su alegato es muy similar a la postura de los católicos romanos. La separación entre la Iglesia Oriental Ortodoxa y el catolicismo romano no ocurrió hasta el “Gran Cisma” en el 1054 d.C. Hay también algunas denominaciones protestantes o grupos que tratarán de establecer una “Línea de Sangre” que pueda seguir la huella regresiva a través de los siglos, hasta la primera iglesia y los mismos apóstoles. Mientras que estos protestantes no se apegan a la sucesión apostólica para establecer la autoridad de un “Papa” como un líder infalible; ellos sin embargo aún buscan esa conexión con la iglesia primitiva, al menos en un grado mínimo, para establecer la autoridad de sus doctrinas y prácticas.

El problema con cualquiera de estos intentos de trazar una línea regresiva de sucesión hasta los apóstoles, ya sean católicos romanos, ortodoxos orientales, o protestantes; es que todos ellos están en el intento de obtener o basar la autoridad de lo que ellos creen y enseñan, en la fuente equivocada de alguna real o percibida conexión con los apóstoles, en lugar de obtenerla de la Palabra de Dios. Es importante para los cristianos, el darse cuenta de que la sucesión apostólica no es necesaria para que una iglesia o denominación tenga autoridad. Dios ha dado y preservado la suprema autoridad para todos los asuntos de la fe y la práctica en Su Santa Palabra, la Biblia. Por lo tanto, en la actualidad, la autoridad individual de una iglesia o denominación, no viene a través de algún lazo con la iglesia del primer siglo y los apóstoles; en vez de eso, proviene solo y directamente de la Palabra escrita de Dios. Las enseñanzas de una iglesia o denominación son autoritativas y obligatorias para los cristianos solo si representan el significado verdadero y una clara enseñanza de la Escritura. Este es un punto importante a considerar, cuando se trata de entender la conexión entre el protestantismo y la Iglesia Católica Romana, y la razón por la que se llevó a cabo la Reforma Protestante.

Para comprender la historia del cristianismo y los reclamos de la sucesión apostólica, así como las afirmaciones de la Iglesia Católica Romana de ser la única verdadera Iglesia con autoridad única, es importante que consideremos un par de puntos cruciales. Primero, debemos considerar que aún en los días de los apóstoles y la iglesia del primer siglo, los falsos maestros y las falsas enseñanzas eran un problema significativo. Sabemos esto por las advertencias contra las herejías y los falsos maestros que encontramos en todos los escritos posteriores del Nuevo Testamento. Jesús Mismo, advirtió que esos falsos maestros serían como “lobos vestidos de ovejas” (Mateo 7:15), y que habría ambos “trigo y cizaña”, que coexistirían juntos hasta el día del juicio, cuando Él separaría a los salvos de los perdidos; los verdaderos creyentes “nacidos de nuevo”, de aquellos que no le recibieron verdaderamente a Él (Mateo 13:24-30). Esto es importante para entender la historia de la iglesia, porque casi desde sus inicios, los falsos maestros y falsas enseñanzas han estado invadiendo la iglesia y guiando a la gente por el camino equivocado. A pesar de esto, siempre han habido verdaderos creyentes “nacidos de nuevo” a lo largo de todas las eras, aún en el período más oscuro del oscurantismo; que se ajustaron a la doctrina bíblica de la salvación únicamente por gracia, a través de la fe en Jesucristo solamente.

La segunda cosa que debemos considerar para comprender correctamente la historia, es que la palabra “católico” simplemente significa “universal”. Esto es importante, porque en los escritos del cristianismo primitivo del primero y segundo siglos, cuando el término “católico” es usado, es en referencia a la “iglesia universal” o al “cuerpo de Cristo” que está formado por los creyentes “nacidos de nuevo”, de cada tribu, lengua y nación (Apocalipsis 5:9; 7:9). Sin embargo, como muchas palabras a través del tiempo, la palabra “católico” comenzó a tomar un nuevo significado, o a ser usada en un nuevo sentido. A través del tiempo, el concepto de una iglesia “universal” o “católica” comenzó a involucrar el concepto de que todas las iglesias se unieran para formar una, no solo espiritualmente, sino también visiblemente, extendiéndose a través del mundo. Este malentendido de la naturaleza visible de la iglesia (que siempre ha contenido ambos “trigo y cizaña”) y la iglesia invisible, (el cuerpo de Cristo, el cual está formado solamente por creyentes nacidos de nuevo) llevaría al concepto de una visible Santa Iglesia Católica, fuera de la cual no hay salvación. Es sobre este malentendido de la naturaleza de la iglesia universal, que la Iglesia Católica Romana se desarrolló.

Antes de la conversión de Constantino al cristianismo en 315 d.C. los cristianos eran perseguidos por el gobierno romano. Con su conversión al cristianismo, éste se convirtió en la religión permitida en el Imperio Romano (y más tarde se volvió la religión oficial), y de esta manera la Iglesia “visible” llegó a unirse con el poder del gobierno romano. Este matrimonio de la iglesia y el estado llevó a la formación de la Iglesia Católica Romana, y a través del tiempo ocasionó que la Iglesia Católica refinara su doctrina y desarrollara su estructura de la manera que mejor sirviera a los propósitos del gobierno romano. Durante esa época, el oponerse a la Iglesia Católica Romana, era lo mismo que oponerse al gobierno romano, y ello acarreaba severos castigos. Por lo tanto, el no estar de acuerdo con alguna doctrina de la Iglesia Católica Romana era un cargo serio, que con frecuencia resultaba en la excomunión y algunas veces aún en la muerte.

Y sin embargo, a través de ésta época en la historia, hubieron verdaderos cristianos “nacidos de nuevo” quienes se levantaron y opusieron a la secularización de la Iglesia Católica Romana y a la perversión de la fe que le siguió. A través de esta combinación de iglesia y estado, con el correr del tiempo, la Iglesia Católica Romana, efectivamente silenció a aquellos que se oponían a cualquiera de sus doctrinas o prácticas, y realmente casi se convirtió en una iglesia universal a través del Imperio Romano. Aunque siempre hubo “focos” de resistencia ante algunas prácticas y enseñanzas anti-bíblicas de la Iglesia Católica Romana, éstos sin embargo, eran relativamente pequeños y aislados. Antes de la Reforma Protestante, en el siglo dieciséis; hombres tales como John Wycliffe en Inglaterra, John Huss en Checoslovaquia, y John Wessel en Alemania, habrían dado sus vidas por su oposición a algunas enseñanzas anti-bíblicas de la Iglesia Católica Romana.

La oposición de la Iglesia Católica Romana y sus falsas enseñanzas llegaron a su climax en el siglo dieciséis, cuando un monje católico romano llamado Martín Lutero clavó sus 95 propuestas (o tesis) contra las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana en la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg, Alemania. La intención de Lutero era traer la reforma a la Iglesia Católica Romana, y al hacerlo estaba desafiando la autoridad del Papa. Con la negativa de la Iglesia Católica Romana de responder al llamado de Lutero a reformarse y regresar a las doctrinas y prácticas bíblicas, la Reforma Protestante comenzó, de la cual surgirían cuatro divisiones o tradiciones principales: La Luterana, la Reformada, la Anabaptista y la Anglicana. Durante este tiempo Dios levantó a hombres piadosos en diferentes países a fin de restaurar y volver nuevamente a las iglesias a través del mundo, a sus raíces, prácticas, y doctrinas bíblicas.

Subyacentes a la Reforma Protestante hay cuatro preguntas o doctrinas básicas en que estos reformadores creían que la Iglesia Católica Romana estaba en un error. Estas cuatro preguntas o doctrinas son: ¿Cómo es salvada una persona? ¿Dónde reside la autoridad religiosa? ¿Qué es la iglesia? y ¿Cuál es la esencia de la vida cristiana? Al responder estas preguntas los reformadores protestantes tales como Martín Lutero, Ulrich Swingli, Juan Calvino, y John Knox establecieron lo que sería conocido como las “Cinco Solas” (sola, es tomada de palabra del latín –solamente-) de la Reforma. Estos cinco puntos de doctrina fueron el corazón de la Reforma Protestante y fue por estas cinco doctrinas bíblicas esenciales que los reformadores protestantes tomarían su posición contra la Iglesia Católica Romana, resistiendo las demandas puestas sobre ellos aún al punto de morir; de retractarse de sus enseñanzas. Estas cinco doctrinas esenciales de la Reforma Protestante son:

1 – “Sola Scriptura”, o Solamente la Escritura: Esto afirma la doctrina bíblica, de que solo la Biblia es la única autoridad para todos los asuntos de la fe y la práctica. La Escritura y solamente la Escritura es la norma por la cual todas las enseñanzas y doctrinas de la iglesia deben ser medidas. Como Martín Lutero declaró tan elocuentemente cuando se le pidió retractarse de sus enseñanzas: Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón —porque no le creo ni al Papa ni a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos— por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la Palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable". "¡No puedo hacer otra cosa; esta es mi postura. Que Dios me ayude! Amen."

2 - “Sola Gratia”, Salvación Solamente por Gracia: Esto afirma la doctrina bíblica de que la salvación es únicamente por la gracia de Dios y que somos rescatados de Su ira por Su gracia solamente. La gracia de Dios en Cristo no es solamente necesaria, sino que es la única causa eficiente de la salvación. Esta gracia es el trabajo sobrenatural del Espíritu Santo que nos trae a Cristo, al librarnos de nuestra esclavitud del pecado y levantarnos de la muerte espiritual a la vida espiritual.

3 – “Sola Fide” La Salvación Solamente por Fe: Esto afirma la doctrina bíblica de que la justificación es por gracia solamente a través de la sola fe en Jesucristo únicamente. Es por la fe en Jesucristo que Su justicia nos es imputada, como la única satisfacción posible a la perfecta justicia de Dios.

4 – “Solus Christus” En Cristo Solamente: Esto afirma la doctrina bíblica de que la salvación se encuentra solamente en Cristo y que únicamente Su vida sin pecado y Su expiación sustitutiva, son suficientes para nuestra justificación y reconciliación con Dios el Padre. El evangelio no ha sido predicado si la obra sustitutiva de Cristo no es declarada, y la fe en Cristo y Su obra no es solicitada.

5 – “Soli Deo Gloria” Solo a Dios la Gloria: Esto afirma la doctrina bíblica de que la salvación es de Dios, y que ha sido realizada solamente por Dios para Su gloria. Afirma que como cristianos debemos glorificarle siempre, y debemos vivir todas nuestras vidas ante la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, y para Su gloria solamente.

Estas cinco importantes y fundamentales doctrinas son la razón para la Reforma Protestante. Ellas son el corazón de donde la Iglesia Católica Romana se equivocó en su doctrina, y el por qué la Reforma Protestante fue necesaria, para regresar a las iglesias a través de todo el mundo a la correcta doctrina y enseñanza bíblica. Ellas son tan importantes en la actualidad para evaluar una iglesia y sus enseñanzas, como lo fueron entonces. De muchas maneras, muchos cristianos protestantes necesitan ser retados a regresar a estas doctrinas fundamentales de la fe, al igual que los reformadores retaron a la Iglesia Católica Romana a hacerlo en el siglo dieciséis.

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La diferencia entre protestantes y católicos


http://www.presbiterianoreformado.org/doctrina/tratado.php

Lo que sigue es un tratado para que se ofrezca a nuestros amigos y familia que son católicos-romanos. Se puede sacar en papel y doblar como un folleto. El pastor McCurley que escribió este tratado utiliza los cinco lemas de la reforma para mostrar la diferencia entre ambos religiones y ofrece el evangelio puro que trae salvación. Que sea de bendición para ustedes, especialmente para los católicos-romanos en cuyas manos lleguen.

¿Eres un católico-romano? Tal vez asistes a la misa cada semana o fuiste bautizado como un católico y ahora solamente asistes en ocasiones especiales. Quizás tienes amigos que son protestantes o evangélicos. Como otros, tal vez haz preguntado, «¿Cuál es la gran diferencia?» En un mundo lleno de dolor y de corrupción que crece cada día, ¿que no deberíamos ver estos dos grupos en el mismo equipo batallando contra los problemas en el mundo? Después de todo, ¿qué no es la división entre estos dos grupos solamente un asunto del pasado? ¿Qué no al paso del tiempo debería capacitarnos el movernos adelante de estas diferencias para obrar juntos en la causa común? Algunos en nuestro tiempo han contestado con un «¡Si!» robusto a estas preguntas.

La pregunta que yo avanzo es, «¿Cuál es el gran problema?» ¿Son esos asuntos que separaron los hombres del siglo 16 todavía pertinente hoy en día? ¿Qué exactamente son esos asuntos?

La palabra «católico» significa universal---una referencia a la iglesia universal de Cristo. La diferencia entre los católicos-romanos y los descendientes de la reforma protestante es sobre lo que la iglesia universal y verdadera de Cristo cree. Por favor considere lo siguiente:

1. La Iglesia verdadera cree en la doctrina de las Escrituras solamente.

Dios dio la Biblia como el medio principal por la cual Él habla al mundo (2 Timoteo 3:16-17). Él dijo que no deberíamos creer cualquier cosa que contradice ese mensaje, aún si un ángel nos enseñara (Gálatas 1:6-10). Lo que nos enseñan tiene que estar claramente basado sobre la autoridad de las Escrituras solamente y no en las tradiciones del hombre o de la iglesia (2 Corintios 11:1-4).

2. La Iglesia verdadera cree en la doctrina de Cristo solamente.

Jesucristo es la única Cabeza de Su iglesia (Colosenses 1:18). Él solamente tiene la autoridad para dirigir y gobernar Su iglesia (Colosenses 2:18-19). María y los santos no son permitidos de compartir Su posición como Señor y Mediador (1 Timoteo 2:5). El único vicario de Cristo en el mundo es el Espíritu Santo, no es el Papa, y la obra del Espíritu es de magnificar al Hijo de Dios (Juan 16:5-15).

3. La Iglesia verdadera cree en la doctrina de la Gracia solamente.

El hombre por naturaleza es un pecador (Romanos 3:23). Por tanto, es incapaz de hacer cualquier cosa buena espiritual y esta justamente debajo de la ira de Dios (Romanos 3:10-20). La única manera de escapar este castigo merecido es por el don gratuito de la gracia de Dios en Jesucristo (Romanos 6:23). El sacrificio final de Cristo por el pecado nunca es repetido en la misa o en ningún otro lugar (Hebreos 10:11-18).

4. La Iglesia verdadera cree en la doctrina de la Fe solamente.

Nuestros corazones pecaminosos contaminan cada intento de hacer buenas obras (Isaías 64:6). La salvación del pecado no se puede obtener o merecer por medio de la penitencia, los sacramentos, el purgatorio, o cualquier otra obra (Efesios 2:8-9). El remedio de Dios para el pecado es recibido por creyendo en Cristo---no por la fe más las buenas obras (Juan 3:16). Ni otro sacerdote que Cristo puede dar el perdón de los pecados (Hechos 10:43, Juan 14:6).

5. La Iglesia verdadera creen en la doctrina de la gloria de Dios solamente.

Como el camino de la salvación es totalmente un don de Dios, toda la gloria va a Él solamente (Apocalipsis 5:11-14). No hay lugar para el orgullo o crédito del hombre (Juan 1:12-13). La religión verdadera humilla al hombre y magnifica a Dios (1 Corintios 1:26-31).

La iglesia católica-romana niega estas doctrinas importantes. Lo comprometido en nuestra conexión eclesiástica presente es nuestro futuro, el eterno destino.

La pregunta, «¿Cómo somos salvos de nuestros pecados?» es la pregunta más importante en el mundo. La Iglesia verdadera de Cristo siempre ha contestado esa pregunta con el evangelio. Dios hizo para los pecadores lo que los pecadores nunca podían hacer por ellos mismos en proveyendo una salvación perfecta por medio de Su Hijo, Jesucristo. Cristo tomo los pecados de Su pueblo sobre sí mismo---satisfaciendo la ira del Padre hacia los pecados y pagando por el delito del pecado en Su muerte en la cruz. En cambio, Él provee Su justicia perfecta de ser acreditado a la cuenta de ellos ante Dios. Así, Dios queda siendo Justo y el Justificador de ellos que creen (Romanos 3:26). Esta salvación del pecado solamente puede ser recibida en poniendo nuestro confianza en Jesucristo y descansando en Su obra redentora.

La razón en la cual los protestantes evangélicos dejaron inicialmente la iglesia católica-romana y han continuado de ser separados es por que estas verdades vitales son negadas por Roma. Dejando una iglesia que hemos amado es difícil y viene con un gran precio, ¿pero hay algo más caro que el precio de nuestras almas eternas? Preocupación por nuestras almas y esas de nuestras familias y amigos debería motivarnos de mirar fuera de cada cosa excepto de Jesucristo. Amor por Cristo quiere significar amor por todo lo que es de Él---Su Palabra, Su Evangelio, y Su Iglesia. Eso incluye afirmando las diferencias entre la cristiandad verdadera y todos los otros sustitutos algo de gran problema por seguro.

Rev. Robert D. McCurley

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Lo que dice el Vaticano y el catolicismo versus lo que dice la Biblia

37 Doctrinas Católicas Romanas

La Salvación por Medio de la Iglesia
La Salvación por Medio de Buenas Obras
La Iglesia Perdona los Pecados
La Unica Iglesia Verdadera
El Bautismo Salva
El Papa: Vicario de Cristo
El Papa: Infalible
Los Sacramentos Salvan
El Pecado de Presunción
El Bautismo de Niños
Grados de Pecado
La Doctrina de la Transubstanciación
La Eucaristía: Nos Guarda del Pecado
La Eucaristía: Ayuda a los Muertos
María: Salvadora
María: Fue Salva Desde su Nacimiento
María: Virgen Perpetua
María: Fuente de Santidad
María: Intercesora
María: Receptora de las Oraciones
María: Reina del Universo
La Misa
El Purgatorio
La Oración a los Santos
La Oración por los Muertos
Las Imágenes
La Confirmación
La Confesión de Pecados al Sacerdote
Las Indulgencias
La Interpretación de la Palabra de Dios
La Oración Católica
La Penitencia
¿Son Cristo los Católicos?
¿Es Posible que 850 Millones de Católicos Estén Equivocados?
La Reconciliación
El Celibato
La Unción de los Enfermos
Apéndice 1 Confusión
Apéndice 2 Una Invitación
Apéndice 3 La Súplica de Dios
Apéndice 4 ¿Libertad o Esclavitud?
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Cortinas de Humo

Introducción
  1. El Dios Galleta
  2. La Mano De Roma
  3. Inquisición en el Siglo XX
  4. La Ramera del Apocalipsis
  5. Otra Evangelio
  6. Encubrimiento
  7. El Mundo del Espectáculo
  8. El Idolo Caído
  9. ¿Traicionados?
  10. ¿El Hombre Más Rico de la Tierra?
  11. El Plan Para una Améria Católica
Conclusión
P. D.
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50 años en las cadenas de Roma

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Lea las 95 tesis de Martín Lutero (Léalas en línea)


Artículo de la época

Wittenberg, 31 de octubre de 1517


Disputación acerca de la determinación del valor de las indulgencias.

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

1-Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.


2-Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.


3-Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.


4-En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.


5-El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.


6-El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.


7-De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.


8-Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.


9-Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.


10-Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.


11-Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.


12-Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.


13-Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.


14-Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.


15-Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.


16-Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación.


17-Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.


18-Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.


19-Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.


20-Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.


21-En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.


22-De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.


23-Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.


24-Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.


25-El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.


26-Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.


27-Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.


28-Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.


29-¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.


30-Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.


31-Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.


32-Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.


33-Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.


34-Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.


35-Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.


36-Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.


37-Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.


38-No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.


39-Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.


40-La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.


41-Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.


42-Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.


43-Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.


44-Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.


45-Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.


46-Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.


47-Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.


48-Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.


49-Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.


50-Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.


51-Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.


52-Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.


53-Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.


54-Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.


55-Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante) deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.


56-Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.


57-Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.


58-Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.


59-San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.


60-No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.


61-Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.


62-El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.


63-Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.


64-En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.


65-Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.


66-Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.


67-Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.


68-No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.


69-Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.


70-Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.


71-Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.


72-Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.


73-Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.


74-Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.


75-Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.


76-Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.


77-Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.


78-Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.


79-Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.


80-Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.


81-Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.


82-Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?


83-Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?


84-Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?


85-Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?


86-Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?


87-Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?


88-Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?


89-Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?


90-Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.


91-Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.


92-Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.


93-Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.


94-Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.


95-Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.


Fuente: http://www.iglesiametodista.org.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=202&Itemid=56


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