Abraham fue una persona de suma importancia en el significado bíblico para los judíos y para todos aquellos que siguen la fe cristiana. Fue el hombre que Dios llamó a salir de Ur de los caldeos para ir en pos de la tierra prometida. Dios le habló y le dijo que le daría un hijo y una descendencia innumerable. Abraham ya anciano, junto con su esposa consideraron que estaban demasiado viejos como para aquella promesa tuviera cumplimiento. Génesis 15 relata sobre el encuentro de Abraham y la promesa de Dios:
"Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra." (Génesis 15:1-7)
El desespero de Sarai
Génesis 16 dice que Sarai considerándose estéril, tuvo por bueno que su esposa tomara a su sierva egipcia llamada Agar y le engendrara un hijo con el propósito de hacerlo heredero. Dice:
"Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo."
Hay algo muy importante en esta historia. Estamos hablando de los PADRES DE LA FE. I Pedro 3:6 dice claramente que los creyentes hemos venido a ser hijos de Sara en el aspecto de la fe. Siendo nosotros parte del cumplimiento de esas promesas que Dios hizo de darle descendencia innumerable.
Y esta fue la promesa:
Génesis 17:1-9:
"Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos. Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones."
La promesa que Dios le hizo a Abraham en Génesis 15 era para su matrimonio entre él y Sara y no para una relación ajena como la que ellos en su desespero optaron en el capítulo 16 de Génesis. Dios le daría un hijo a Abraham y a Sarai. No se trataba de un hijo entre Abraham y alguna otra mujer. La promesa de Dios era para ese hijo que nacería de su matrimonio legal. En cambio, ellos optaron por un camino diferente el cual trajo consecuencias posteriores. Sin embargo, tenemos que la promesa de Dios se le confirmó a Sarai. En Génesis 18 vemos que Dios le confirma lo que haría, a pesar de lo ya sucedido entre Abraham y Agar la egipcia. La promesa era para Sara:
"Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron. Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído. Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos. Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él."
EL CUMPLIMIENTO
"Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo. Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez." (Génesis 21:1-7)
Lo que quiero hacer notar por medio de este estudio es que Dios es una persona fiel a sus promesas. Dios no es una fuerza, Dios no es un pensamiento. Dios no es manipulable de forma alguna. Abraham y Sara fueron LOS PADRES DE LA FE. Sin embargo, eran tan humanos como todos nosotros. Lo sucedido con Agar nos muestra que tenían debilidades. Sin embargo, el encuentro de Abraham y Sara con Dios nos dice claramente que cuando Dios promete él cumple. En medio de la espera entre la promesa de Dios y su cumplimiento, Abraham no hizo uso de técnicas de sugestión mental, ni de visualización, ni de imaginaciones para incubar un hijo en su mujer para que esta diera a luz "producto de la confesión positiva" ni como el resultado de una "energía liberada a través del hombre cuando confiesa o habla decretos de fe". Sencillamente, Dios había prometido y cumplió lo prometido. En tiempos modernos están los que tuercen la Biblia y afirman que para que se cumple lo que Dios promete hay que estar entrando en prácticas de la Nueva Era de "decreta, imagina, incuba, crea, confiesa, y cosas semejantes a estas" para MATERIALIZAR lo que se desea. Sin embargo, entrar en ese juego falso de religiosidad es desviarse de la fe. Vemos que para que se cumpliera la promesa hecha por Dios a Abraham y a Sara, lo único que se necesito fue fe, devoción y esperanza, y Dios cumplió lo prometido a su tiempo. Tengamos cuidado y en estos tiempos postmodernos no estemos torciendo la fe para ir por camino diferentes al establecido por Dios.
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