El sábado SOLAMENTE era una SOMBRA de Cristo. Un TIPO,
un MODELO, una ALEGORIA de aquello que vendría. ¿Qué era lo que vendría? Lo que
vendría era algo más que un rito, una ordenanza, era el verdadero REPOSO. Y el verdadero REPOSO no se obtiene por
guardar un día, se obtiene por recibir a Jesucristo como salvador. Por eso él
dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
(Mateo 11:28) Es decir, el sábado en si mismo no
es nada, no es el requisito de salvación. El requisito de salvación es
UNICAMENTE CRISTO. Una vez el hombre
encuentra a Cristo, o sea, EL VERDADERO REPOSO, está completo en él. El hombre
es salvo por la fe en Cristo, porque Cristo es la perfección de Dios, Cristo
mismo es el cumplimiento perfecto de los requerimientos de Dios. (Colosenses 2:10) Lo que usted ni yo podíamos hacer lo
hizo Cristo. NO ES necesario volver a las sombras, a los rudimentos de las
ordenanzas para ser salvo, y el sábado es uno de los muchos rudimentos. (Gálatas 4:9; Hebreos 6:1; Romanos 14:5) El sábado era el modelo, Cristo es la
REALIDAD. Exaltar el rudimento cuando ya Cristo (La perfección) fue manifestada
es desligarse de Cristo, incluso se puede perder la salvación por poner el
sábado en el lugar que le corresponde a Cristo. (Gálatas
5:4) Solo Jesucristo salva y no el hecho de guardar la ley del viejo
pacto. También hay algunos que proponen
que el nombre de Jesús es pagano y que cuando uno invoca a Jesús no está
invocando a Yeshúa. Sin embargo, el nombre Jesús es una traducción solamente,
no se trata de crear otro Dios. Las traducciones son completamente válidas a no
ser que se tenga la intención de querer JUDAIZAR y hacernos volver a los
rudimentos.
Los 10 mandamientos son una representación de lo que es la JUSTICIA, expresada en mandamientos a seguir, sin embargo esa justicia estaba incompleta por lo que Jesucristo tuvo que venir a morir por todos lo hombres y lavar nuestros pecados. Jesucristo (perfecto) vino a hacer el sacrificio (perfecto) para que todo aquel que en él cree sea presentado (perfecto) delante de Dios. O sea, para que un hombre pueda salvarse y obtener la vida eterna debe en su prioridad depositar su fe en Jesucristo. Una vez hecho esto YA ESTA COMPLETO para salvación. Esa misma salvación que le fue dada a aquel ladrón que estaba junto a Jesús en el Calvario y quien mostró arrepentimiento y Jesús le dijo: "de cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso". Como podemos ver tal hombre no fue salvo por hacer ritos ni ordenanza alguno, SOLAMENTE POR SU FE EN CRISTO. YA que por las obras de la ley nadie será justificado. (Romanos 3:20) El verdadero fin de la ley era y es Cristo. Dice: "porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree." (Romanos 10:4). Vemos que la ley tenía una finalidad y era conducirnos a alguien y ese alguien es Cristo. La ley en si misma no era el fin sino Cristo. Por eso en Cristo estamos completos. NO hace falta volver a los rudimentos. El sábado, los ritos judíos, los sacrificios, las fiestas judías, y demás, todos SON RUDIMENTOS. Solo Cristo es suficiente. No hace falta volvernos hebreos para salvarnos, no hace falta aprender hebreo o dejar de hablar español para empezar a hablar hebreo, lo único que hace falta es recibir y abrazar a Cristo y ser santos como él pide en su Palabra. Ya no hay diferencia entre día y día, Dios espera que se le santifiquen los 365 días del año de igual forma.
"sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo." (Gálatas 2:16-21)
"!!Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa." (Gálatas 3) "Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo." (Gálatas 4:1-7)
Los 10 mandamientos son una representación de lo que es la JUSTICIA, expresada en mandamientos a seguir, sin embargo esa justicia estaba incompleta por lo que Jesucristo tuvo que venir a morir por todos lo hombres y lavar nuestros pecados. Jesucristo (perfecto) vino a hacer el sacrificio (perfecto) para que todo aquel que en él cree sea presentado (perfecto) delante de Dios. O sea, para que un hombre pueda salvarse y obtener la vida eterna debe en su prioridad depositar su fe en Jesucristo. Una vez hecho esto YA ESTA COMPLETO para salvación. Esa misma salvación que le fue dada a aquel ladrón que estaba junto a Jesús en el Calvario y quien mostró arrepentimiento y Jesús le dijo: "de cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso". Como podemos ver tal hombre no fue salvo por hacer ritos ni ordenanza alguno, SOLAMENTE POR SU FE EN CRISTO. YA que por las obras de la ley nadie será justificado. (Romanos 3:20) El verdadero fin de la ley era y es Cristo. Dice: "porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree." (Romanos 10:4). Vemos que la ley tenía una finalidad y era conducirnos a alguien y ese alguien es Cristo. La ley en si misma no era el fin sino Cristo. Por eso en Cristo estamos completos. NO hace falta volver a los rudimentos. El sábado, los ritos judíos, los sacrificios, las fiestas judías, y demás, todos SON RUDIMENTOS. Solo Cristo es suficiente. No hace falta volvernos hebreos para salvarnos, no hace falta aprender hebreo o dejar de hablar español para empezar a hablar hebreo, lo único que hace falta es recibir y abrazar a Cristo y ser santos como él pide en su Palabra. Ya no hay diferencia entre día y día, Dios espera que se le santifiquen los 365 días del año de igual forma.
"sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo." (Gálatas 2:16-21)
"!!Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa." (Gálatas 3) "Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo." (Gálatas 4:1-7)