Que mucho nos
quejamos los seres humanos cada vez que no tenemos en la vida aquellas cosas
que queremos y por las cuales luchamos. A menudo nos comportamos como engreídos
que protestan y gruñen por cuanta cosa entendemos nos sale mal. Nos quejamos
cuando se nos pincha un neumático, nos quejamos si se va la luz, si no tenemos
dinero, si nos falta esto o aquello, y que no nos falte cosa alguna porque
armamos nuestras garatas, pero ese sentido de querer tenerlo todo ¿no será una
mala señal en nuestro interior? ¿Qué será de nuestra vida si somos probados y
Dios nos demanda entregar nuestra vida en martirio por amor a Él? ¿Nos
desprenderemos de las cosas de este mundo para solamente abrazar a Cristo y su
promesa de vida eternal? ¿Poseemos la fe suficiente para ver a Dios y
aferrarnos a su promesa por encima de las cosas pasajeras de este mundo?