“Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía”. -John Fitzgerald Kennedy.
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domingo, 6 de enero de 2013
Salmo de protección de Dios (Salmo 91)
El
que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré
yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador,
de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas
estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno,
ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en
oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado
mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará. Ciertamente con tus
ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. Porque has
puesto a Jehová, que es mi esperanza, al
Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu
morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán,
para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás;
hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor,
yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi
nombre. Me invocará, y yo le
responderé; con él estaré yo en la angustia;
lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida,
y le mostraré mi salvación. (Salmo 91)