"No puedo
yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque
no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Si yo
doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el
que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es
verdadero." (Juan 5:30-32)
Otro texto que nos demuestra que el Padre y el Hijo aunque son UNO EN DEIDAD, SON DIFERENTES EN PERSONA es"
"Yendo un poco a
Vemos que Cristo no ora consigo mismo, sino que le ora a alguien (a una persona) y esa persona es Dios Padre quien le escucha y atiende. Hay quienes niegan que Dios sea una persona, pero sus razonamientos van fuera de la verdad de la Sagrada Biblia. Dios es una persona que escucha, ve, atiende y contesta las oraciones.
LOS SIGUIENTES TEXTOS SON PARA REFLEXIONAR EN TORNO A LA PERSONA DEL PADRE, LA PERSONA DEL HIJO Y LA PERSONA DEL ESPIRITU SANTO:
Pero yo
os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré. (Juan 16:7)
Y esta es
la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. (Juan 17:3)
Pero sabemos que
el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es
verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este
es el verdadero Dios, y la vida eterna. (I Juan
5:20)
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al
Verbo de vida (porque la vida
fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida
eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos
visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con
nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo. (I Juan 1:1-3)
Y esta
es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al
Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el
día postrero. (Juan 6:40)
El Padre está
en los cielos (Mateo 5:45, 48; 6:1; ) “para que seáis hijos de vuestro Padre
que está en los cielos”
Todas las
cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el
Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien
el Hijo lo quiera revelar. (Mateo 11:27)
Porque todo
aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi
hermano, y hermana, y madre. (Mateo 12:50)
Entonces
los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El
que tiene oídos para oír, oiga. (Mateo 13:43)
Entonces le
respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. (Mateo
16:17)
Porque el
Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y
entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. (Mateo 16:27)
Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en
los cielos. (Mateo 18:19)
El les
dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy
bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda,
no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
(Mateo 20:23)
Y no
llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre,
el que está en los cielos. (Mateo 23:9)
Pero del
día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
(Mateo 24:36)
Entonces el
Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el
reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. (Mateo 25:34)
Y os digo
que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que
lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. (Mateo 26:29)
Yendo un
poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío,
si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
(Mateo 26:39)
¿Acaso
piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de
doce legiones de ángeles? (Mateo 26:53)
Por tanto,
id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo 28:19)
Pero de
aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni
el Hijo, sino el Padre. (Marcos 13:32)
Sed, pues,
misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. (Lucas
6:36)
Porque el
que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del
Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos
ángeles. (Lucas 9:26)
En aquella
misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y
entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te
agradó. (Lucas 10:21)
Y les dijo:
Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también
en la tierra. ( Lucas 11:2)
Yo, pues,
os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, (Lucas 22:29)
Y Jesús
decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron
entre sí sus vestidos, echando suertes. (Lucas 23:34)
Entonces
Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. (Lucas 23:46)
He aquí, yo
enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en
la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
(Lucas 24:49)
A Dios
nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él
le ha dado a conocer. (Juan 1:18)
Mas la hora
viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que
le adoren. (Juan 4:23)
Y Jesús les
respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. (Juan 5:17)
Por esto
los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de
reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose
igual a Dios. (Juan 5:18)
Respondió
entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo
hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo
que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. (Juan 5:19)
Porque el Padre
ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que
estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. (Juan 5:20)
Porque como
el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los
que quiere da vida. (Juan 5:21)
Porque el Padre
a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo (Juan 5:22)
para que
todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no
honra al Padre que le envió. (Juan 5:23)
Porque como
el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener
vida en sí mismo; (Juan 5:26)
No puedo yo
hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no
busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.
(Juan 5:30)
Mas yo
tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me
dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que
el Padre me ha enviado. (Juan 5:36)
También el Padre
que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis
visto su aspecto, (Juan 5:37)
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna
permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.
(Juan 6:27)
Todo lo que
el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
(Juan 6:37)
Y esta es
la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no
pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. (Juan 6:39)
Ninguno
puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le
resucitaré en el día postrero. ( Juan 6:44)
Escrito
está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que
oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. (Juan 6:45)
No que alguno
haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre.
(Juan 6:46)
Como me
envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que
me come, él también vivirá por mí. (Juan 6:57)
Y dijo: Por
eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
(Juan 6:65)
Y si yo
juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me
envió, el Padre. (Juan 8:16)
Ellos le
dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni
a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais. (Juan 8:19)
Les dijo,
pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis
que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre,
así hablo. (Juan 8;28)
Porque el
que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo
hago siempre lo que le agrada. (Juan 8:29)
Yo hablo lo
que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca
de vuestro padre. (Juan 8:38)
Respondió
Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el
que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. (Juan 8:54)
Por eso me
ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. (Juan
10:17)
Nadie me la
quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo
poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. (Juan 10:18)
Jesús les
respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre,
ellas dan testimonio de mí; (Juan 10:25)
Mi Padre
que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de
mi Padre. (Juan 10:29)
Yo y el Padre
uno somos. (Juan 10:30)
Jesús les
respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de
ellas me apedreáis? (Juan 10:32)
¿al que el Padre
santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de
Dios soy? (Juan 10:36)
Si no hago
las obras de mi Padre, no me creáis. (Juan 10:37)
Mas si las
hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis
que el Padre está en mí, y yo en el Padre. (Juan 10:38)
Entonces
quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los
ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. (Juan
11:41)
Si alguno
me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si
alguno me sirviere, mi Padre le honrará. (Juan 12:26)
Ahora está
turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para
esto he llegado a esta hora. (Juan 12:27)
Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino
una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. (Juan 12:28)
Porque yo
no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio
mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. (Juan 12:49)
Y sé que su
mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre
me lo ha dicho. (Juan 12:50)
Antes de la
fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase
de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el fin. (Juan 13:1)
sabiendo
Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que
había salido de Dios, y a Dios iba, (Juan 13:3)
No se turbe
vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre
muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros. (Juan 14:1-2)
Felipe le
dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el
Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta,
sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy
en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en
mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque
yo voy al Padre. Y
todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. (Juan
14:8-14)
En aquel
día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo
en vosotros. (Juan 14:20)
El que
tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama,
será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Juan
14:21)
Respondió
Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le
amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. (Juan 14:23)
El que no
me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino
del Padre que me envió. (Juan 14:24)
Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él
os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan
14:26)
Habéis oído
que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais
regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre
mayor es que yo. (Juan 14:28)
Yo soy la
vid verdadera, y mi Padre es el labrador. (Juan 15:1)
Como el Padre
me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. (Juan 15:9)
Si
guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado
los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. (Juan 15:10)
Ya no os
llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he
llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he
dado a conocer. (Juan 15:15)
No me
elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para
que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. (Juan 15:16)
El que me
aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. (Juan 15:23)
Pero cuando
venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de
verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
(Juan 15:26)
Y harán
esto porque no conocen al Padre ni a mí. (Juan 16:3)
de
justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; (Juan 16:10)
Todo lo que
tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará
saber. (Juan 16:15)
Y les dijo:
No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso
en su sola potestad; (Hechos 1:7)
Jesús le
dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis
hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y
a vuestro Dios. (Juan 20:17)
para que
todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos
sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. (Juan 17:21)
Así que,
exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la
promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. (Hechos
2:33)
El Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado
a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato,
cuando éste había resuelto ponerle en libertad. (Hechos 3:13)
Gracia y
paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. (Romanos
1:7)
Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre!
(Romanos 8:15)
Gracia y
paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. (I
Corintios 1:3)
para
nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden
todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio
del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. (I Corintios 8:6)
Luego el
fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido
todo dominio, toda autoridad y potencia. ( I Corintios 15:24)
Gracia y
paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. (II
Corintios 1:2)
Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de
misericordias y Dios de toda consolación, (II Corintios 1:3)
Y seré para
vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso. (II Corintios 6:18)
El Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no
miento. (II Corintios 11:31)
Pablo,
apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre
que lo resucitó de los muertos), (Gálatas 1:1)
dando
siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo. (Efesios 5:20)
Por esta
causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
(Efesios 3:14)
porque por
medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
(Efesios 2:18)
para que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, (Efesios 1:17)
Paz sea a
los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
(Efesios 6:23)
y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
(Filipenses 2:11)
Gracia y
paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. (Colosenses
1:2)
Siempre
orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, (Colosenses 1:3)
Pablo,
Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en
el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre
y del Señor Jesucristo. (I Tes. 1:1)
Mas el
mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesucristo, dirija nuestro
camino a vosotros. ( I Tes. 3:11)
acordándonos
sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del
trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro
Señor Jesucristo. ( I Tes. 1:3)
lo que
hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis
comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre,
y con su Hijo Jesucristo. (I Juan 1:3)
(porque la
vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida
eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); ( I Juan 1:2)
Bendito el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo de los muertos, ( I Pedro 1:3)
La religión
pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del
mundo. (Santiago 1:27)
Después
miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él
ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre
escrito en la frente. (Apocalipsis 14:1)
Al que
venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y
me he sentado con mi Padre en su trono. (Apocalipsis 3:21)
El que
venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro
de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus
ángeles. (Apocalipsis 3:5)
y nos hizo
reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por
los siglos de los siglos. Amén. (Apocalipsis 1:6)
Cualquiera
que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el
que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
(II Juan 1:9)
Sea con
vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor
Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor. (II Juan 1:3)
Y nosotros
hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador
del mundo. (I Juan 4:14)
Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. (I Juan 2:1)
¿Quién es
el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el
que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco
tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oído desde el principio,
permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en
vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que él nos hizo, la
vida eterna. (I Juan 2:22-25)
Y respondió
Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los
hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. (Éxodo 3:14)
Jesús les
dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese,
yo soy. (Juan *;58)
Y
dijeron: No verá JAH, Ni entenderá el Dios de Jacob. Entended, necios del pueblo; Y
vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis sabios? El que hizo el oído, ¿no oirá? El
que formó el ojo, ¿no verá? El
que castiga a las naciones, ¿no reprenderá?¿No sabrá el que enseña al
hombre la ciencia? Jehová
conoce los pensamientos de los hombres,
Que son vanidad. (Salmo 94:7-11)
Y clamaron
diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá
para atormentarnos antes de tiempo? (Mateo 8:29)
Pues para
que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para
perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete
a tu casa. (Mateo 9:6)
Pasando Jesús
de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: !!Ten misericordia de
nosotros, Hijo de David! (Mateo 9:27)
Enviará el Hijo
del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de
tropiezo, y a los que hacen iniquidad, (Mateo 13:41)
Respondiendo
Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. (Mateo
16:16)
Por tanto,
también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la
hora que no pensáis. (Mateo 24:44)
Cuando el Hijo
del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se
sentará en su trono de gloria, (Mateo 25;31)
Confió en
Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
(Mateo 27:43)
Pues para
que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para
perdonar pecados (dijo al paralítico): (Marcos 2:10)
Y clamando
a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te
conjuro por Dios que no me atormentes. (Marcos 5:7)
Entonces
verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y Gloria
( Marcos 13;26)
Este será
grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el
trono de David su padre; (Lucas 1:32)
También
salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de
Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el
Cristo. (Lucas 4:41)
Y les
decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. (Lucas 6:5)
Y vino una
voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. (Lucas
9:35)
Porque como
el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el
otro, así también será el Hijo del Hombre en su día. (Lucas 17:24)
Os digo que
pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará
fe en la tierra? (Lucas 18:8)
Velad,
pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas
estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.
(Lucas 21:36)
Así que, si
el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (Juan 8:36)
y dijo: He
aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la
diestra de Dios. (Hechos 7:56)
A vosotros
primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os
bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. (Hechos 3:26)
mientras
extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el
nombre de tu santo Hijo Jesús. (Hechos 4:30)
En seguida
predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de
Dios. (Hechos 9:20)
Porque si
siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. (Romanos 5:10)
Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios. (Romanos 8:14)
Fiel es
Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo
nuestro Señor. ( I Corintios 1:9)
Con Cristo
estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:20)
hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
(Efesios 4:13)
y esperar
de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien
nos libra de la ira venidera. ( I Tes. 1:10)
en estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero
de todo, y por quien asimismo hizo el universo; (Hebreos 1:2)
Porque ¿a
cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he
engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él
Padre, Y él me será a mí hijo? (Hebreos 1:5)
Mas del Hijo
dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro
de tu reino. (Hebreos 1:8)
Porque la
ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del
juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.
(Hebreos 7:28)
¿Cuánto
mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y
tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere
afrenta al Espíritu de gracia? (Hebreos 10:29)
pero si
andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la
sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (I Juan 1:7)
Y este es
su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos
amemos unos a otros como nos lo ha mandado. ( I Juan 3:23)
En esto se
mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo
unigénito al mundo, para que vivamos por él. (I Juan 4:9)
En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
( I Juan 4:10)
Y nosotros
hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador
del mundo. (I Juan 4;14)
Todo aquel
que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en
Dios. (i Juan 4:15)
¿Quién es
el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (
I Juan 5:5)
Si
recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque
este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. ( I
Juan 5:9)
El que cree
en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a
Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha
dado acerca de su Hijo. ( I Juan 5:10)
Y este es
el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
( I Juan 5:11)
El que
tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no
tiene la vida. ( I Juan 5:12)
Estas cosas
os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para
que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo
de Dios. ( I Juan 5:13)
Pero
sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para
conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo
Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. ( I Juan 5:20)
Yo Juan,
vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la
paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la
palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. ( Apocalipsis 1:9)
y en medio
de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de
una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
(Apoc. 1:13)
Y escribe
al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos
como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto (Apoc.
2:18)
Miré, y he
aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del
Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.
(Apoc. 14:4)
Y mirando a
Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. (Juan 1:36)
Y miré, y
vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los
ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete
cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por
toda la tierra. (Apoc 5:6)
Y cuando
hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se
postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas
de incienso, que son las oraciones de los santos; (Apoc. 5:8)
que decían
a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las
riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. (Apoc.
5:12)
Y a todo lo
creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el
mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el
trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos. ( Apoc . 5:13)
porque el Cordero
que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de
vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. (Apoc. 7;17)
Yo le dije:
Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran
tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
(Apoc. 7:14)
y decían a
los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de
aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; (Apoc. 6:16)
Después de
esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas
naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las
manos; (Apoc. 7:9)
Y ellos le
han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (Apoc. 12:11)
Y la
adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en
el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del
mundo. (Apoc. 13:8)
Después
miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con
él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre
escrito en la frente. ( Apoc. 14:1)
Estos son los
que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen
al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los
hombres como primicias para Dios y para el Cordero; (Apoc. 14:4)
él también
beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su
ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero
(Apoc. 14:10)
Y cantan el
cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y
verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ( Apoc. 15:3)
Pelearán
contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor
de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y
fieles. (Apoc 17:14)
Gocémonos y
alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero,
y su esposa se ha preparado. (Apoc. 19:7)
Y el ángel
me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas
del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. (Apoc. 19:9)
Vino
entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las
siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la
desposada, la esposa del Cordero. (Apoc. 21:9)
Y no vi en
ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
(Apoc. 21:22)
La ciudad
no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de
Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. (Apoc. 21:23)
Después me
mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía
del trono de Dios y del Cordero. (Apoc. 21:1)
Y no habrá
más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus
siervos le servirán, (Apoc. 22:3)
No entrará
en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente
los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. (Apoc.
21:27)
SOBRE EL ESPIRITU
SANTO:
“A
cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le
será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.” (Mateo 12:32)
Mas ellos
fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les
volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. (Isaías
63:10)
pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra. (Hechos 1:8)
Y fueron
todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les daba que hablasen. (Hechos 2:4)
el Espíritu
de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
(Juan 14:17)
Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él
os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan
14:26)
Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días. (Hechos 1:5)
Y en los
postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones,
y vuestros ancianos soñarán sueños; (Hechos 2:17)
Pedro les
dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
(Hechos 2:38)
Y nosotros
somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el
cual ha dado Dios a los que le obedecen. (Hechos 5:32)
Y el Espíritu
dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. (Hechos 8:29)
Cuando
subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco
no le vio más, y siguió gozoso su camino. (Hechos 8:39)
Y mientras
Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres
te buscan. (Hechos 10:19)
Mientras
aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los
que oían el discurso. (Hechos 10:44)
Y los
fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de
que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
(Hechos 10:45)
Y el Espíritu
me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis
hermanos, y entramos en casa de un varón, (Hechos 11:12)
Y cuando
comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre
nosotros al principio. (Hechos 11:15)
Ministrando
éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé
y a Saulo para la obra a que los he llamado. (Hechos 13:2)
Ellos,
entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de
allí navegaron a Chipre. (Hechos 13:4)
Porque ha
parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna
carga más que estas cosas necesarias (Hechos 15:28)
Y
atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu
Santo hablar la palabra en Asia; ( Hechos 16:6)
y cuando
llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo
permitió. (Hechos 16:7)
les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. (Hechos 19:2)
salvo que
el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que
me esperan prisiones y tribulaciones. (Hechos 20:23)
Por tanto,
mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha
puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su
propia sangre (Hechos 20:28)
Y hallados
los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu,
que no subiese a Jerusalén. (Hechos 21:4)
quien
viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos,
dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al
varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. (Hechos
21:11)
Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (Romanos 8:1)
Mas
vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu
de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no
es de él. (Romanos 8:9)
Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios. (Rom. 8:14)
El Espíritu
mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
(Rom. 8:16)
Y de igual
manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles. (Rom 8:26)
Mas el que
escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque
conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. (Rom. 8:27)
con
potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de
manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he
llenado del evangelio de Cristo. (Rom. 15:19)
y ni mi
palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría,
sino con demostración del Espíritu y de poder, (I Cor. 2:4)
Pero Dios
nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu
todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. (I Cor. 2:10)
¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? ( I
Cor. 3:16)
No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os
extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie que
hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a
Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay diversidad de dones,
pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el
Señor es el mismo. Y
hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es
el mismo. Pero a cada
uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a
otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro,
profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de
lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el
mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y
tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son
un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos
bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a
todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. (I Cor. 12:1-13)
Porque el
Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí
hay libertad. (II Corintios 3:17)
Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu
del Señor. (II Cor. 3:18)
Mas el que
nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.
(II Corintios 5:5)
La gracia
del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo
sean con todos vosotros. Amén. (II Cor. 13:14)
Esto solo
quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la
ley, o por el oír con fe? (Gálatas 3:2)
para que en
Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por
la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. (Gálatas 3;14)
Digo, pues:
Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. (Gálatas
5:16)
Mas el
fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe…
(Gálatas 5:22)
Vea el siguiente tema:
Cap. 1 Dios, su
ser, y sus atributos